miércoles, febrero 01, 2006

¿Podemos confiar en los controles uruguayos?

El canciller de Uruguay, Reinaldo Gargano, aseguró que el gobierno de su país "vigilará muy bien el medio ambiente" en la construcción de las dos papeleras situadas en la localidad de Fray Bentos, frente al límite con Argentina.Sin embargo, publicaciones contundentes, manifiestan lo contrario:

A ) - La dificultad para verificar estos efectos sobre la economía, la ecología y la salud es triple. En primer lugar, disponer del instrumental adecuado. El Ing.Quim. Ignacio Stolkin dice “solamente un equipo de estudio de dioxinas en aire y agua, conformado por un cromatógrafo de gases y un espectrómetro de masas de alta resolución cuesta varios cientos de miles de dólares. ¿Se comprará? ¿Quién lo pagará?”.En segundo lugar, el proceso acumulativo propio de las dioxinas hace que sólo algunos de sus efectos pueden ser medidos a corto plazo, pero otros los más dañinos solo a mediano y largo plazo. Esto significa que cuando se verifiquen esos efectos será demasiado tarde para revertir el proceso y los daños ocasionados En tercer lugar, la empresa Botnia niega que producirá emisiones más allá de los niveles de tolerancia.
El Ing. Ricardo Carrere en una visita a Finlandia ha podido comprobar que “al menos en la zona recorrida con tres grandes fábricas de celulosa, el tema de dioxinas ni siquiera es conocido y mucho menos controlado”. De esta manera Finlandia aparece como el número uno en el cuidado ambiental. Si de antemano se niega la existencia de dioxinas está de sobra hablar de contaminación y de control.
Supongamos que se verifique una contaminación importante y se diera la orden de cierre de la planta, se pregunta entonces el Ing. Stolkin ¿quién resistirá la presión de un posible juicio que en función del acuerdo de inversiones Uruguay-Finlandia, le puede costar millones de dólares al país?Si ese posible juicio "se concretara y prosperara" no pdría llevarse a cabo en Uruguay, deben buscar otros tribunales, y no podrán hacer valer la legislación nacional.

B ) - El fiscal Viana afirma: “hay múltiples razones para presentar demandas. Primeramente, parto desde el convencimiento de que este tipo de industrias que utilizan métodos de alta peligrosidad, no van a poder ser controladas por las autoridades locales. Por un lado, todas las industrias están ubicadas en sectores peligrosos desde en punto de vista ambiental y, por otra parte, en el Uruguay no hay experiencia en sistemas de control para este tipo de industrias y el ministerio encargado de efectivizar esos controles, tiene graves falencias para controlar casos de contaminación que ya hay en el país, por lo que aún mayores dificultades encontraría ante industrias más complejas”.Asimismo, cuando se le preguntó si no cree en las promesas de las empresas sobre el control de la contaminación, dijo que “no es un problema de creer o no creer, sino que las mismas empresas admiten que van a contaminar, hablan de que tienen procesos industriales que minimizan el proceso de contaminación. El problema es que esos procesos son desconocidos en el país. En Europa tienen más experiencia en el tema, porque hace treinta años que están en eso, pero nosotros carecemos de esa experiencia”.

Me pregunto, cuando tienen experiencia en controles ¿qué tan eficaces y exitosos son?
copio:
1- Amenazan con "medidas no tan civilizadas"Los vecinos y productores de la ciudad de Libertad, que se oponen al funcionamiento en la zona de la industria química Dirox, emitieron severos juicios contra el gobierno por la falta de controles y amenazaron con "pensar en formas de denuncia no tan civilizadas como hasta ahora".
2 - Cristina Vázquez, presidenta de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) indicó que el agua turbia "no es aceptable" en el marco de la normativa vigente. No cumple con las condiciones de calidad organolépticas, que son las que se perciben con los sentidos. (12/2005)
3- Uruguay no pudo aún controlar el uso abusivo de agrotóxicos en la agricultura, ni la contaminación del río que produce FANAPEL en Juan Lacaze, ni los problemas de salud de los trabajadores de la fábrica italiana Dirox.